lunes, 24 de marzo de 2014
A Jose Hierro
La inspiración no viene a domicilio
siempre quedo con ella en la taberna,
bebo mientras se muestra extravagante
queriendo manejar mi voluntad.
Hago que no escucho su aflicción,
¡calla! no más prisiones ni torturas
mi mano ya ha olvidado los tormentos,
la hiel se consumió con cada sorbo
de mujer.
Di lo que siempre te pido, aunque sólo sea una vez,
sólo una vez más.
El aire me conmueve, quiere ser libre
no le basta la estrechez de mis pulmones,
pero yo necesito el humo y la ceniza,
el vaso de agua para amortajar cada cigarro,
el vaso de whisky para controlar temores.
Tu voz clama en mi conciencia cada tarde,
bebe conmigo y vente a mi casa al rayar el día.
No me abandones
sin un soneto que llevarme al infierno,
y déjame decir que quien a Hierro mata,
a hierro muere, este poema sin final.
(Gloria de Frutos, antología "Celebración de la palabra" I. Alfons el Magnim 2010)
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